Lavá bien todos los limones. Pelalos intentando que no queden partes blancas y colocalos en la licuadora. Si podés sacale también las pepitas.
Añadí a la licuadora la mitad del agua y licuá hasta que se forme una pasta.
Ahora colá esa mezcla para que te quede solo el líquido. Devolvé el jugo a a la licuadora y sumá el resto del agua, el hielo y el endulzante. ¡Triturá todo y listo!